lunes, 7 de mayo de 2012

UNA HISTORIA INGENIOSA

Dar las gracias a Leopoldo por enviarme este correo:




Estaba lloviendo en un pequeño pueblo, donde todos los habitantes
estaban endeudados. A causa de la lluvia, llega al pequeño hotel del
pueblo un turista y pone un billete de 100 euros en la mesa de
recepción, mientras dice al dueño del hotel (que era el que estaba
 atendiendo el mostrador, ya que no podía permitirse contratar a alguien para el puesto de recepcionista):


- Quiero una habitación, estoy harto de conducir con esta lluvia. Supongo
 que habrá suficiente con estos 100 euros, ¿no?

Responde el director del hotel:

- Por supuesto, señor, y le sobrará más o menos, dependiendo de la habitación que escoja. Suba y elija la habitación que más le guste, ya que están todas disponibles y la llave esta en la puerta.
   Muy bien, voy a echarle un vistazo a todas, para ver por cual me decido -responde el turista.


Mientras tanto el dueño del hotel coge el billete y sale corriendo a
pagar sus deudas con el carnicero. -Ahí tienes, creo que eran noventa y cinco euros lo que te debía, quédate con la vuelta y gracias por haberme fiado.

Inmediatamente el carnicero coge el billete y corre a pagar su deuda
con el criador de cerdos.  -Toma, cóbrate los 100 euros que te debía.
 
El criador, a su vez, corre a pagar lo que le debe al proveedor de alimento
para animales.  -Bórrame los 98 euros que te adeudaba y no hace falta que me devuelvas el cambio, que no merece la pena.

El vendedor de alimento coge el billete al vuelo y corre a liquidar su
deuda con la prostituta del pueblo, a la que debe el último servicio que 

le realizó (en tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito)  -Aquí tienes los 90 euros que te debo y 10 más de propina, ¡preciosa!.

La prostituta, sin perder el tiempo, coge el billete y sale corriendo
hacia el hotel, a donde lleva siempre a sus clientes, y en donde debe las cinco últimas visitas efectuadas, a razón 
de 20 euros por visita.  -Cóbrese las cinco visitas que le debo (le dice al  dueño del hotel, que está tras el mostrador de recepción, entregándole el billete de 100 euros)   Mientra tanto, había dejado de llover y el turista, después de haber visto todas las habitaciones, sin ninguna prisa y con toda clase de parsimonia, baja a la recepción y dice:

- ¿Sabe qué?  Como ha dejado de llover, me lo he pensado mejor y me
voy, que tengo prisa para llegar a mi casa.

- De acuerdo señor, dice el dueño del hotel, aquí tiene su billete y ya
sabe que puede volver cuando quiera.
     La historia, como ven, no tiene mayor trascendencia, pero. . . fíjense bien:  nadie ha ganado, ni ha perdido un euro; sin embargo, ahora,  el dueño del hotel, el carnicero, el criador de cerdos, el proveedor de alimentos para animales y la prostituta, han saldado el endeudamiento que se tenían entre todos ellos.

MORALEJA:

SI EL DINERO CIRCULA, SE ACABA LA CRISIS.
 
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